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La historia de China está llena de personajes e incidentes interesantes y en esta
serie de artículos ocasionales que Sallie me ha pedido que escribiera, os
contaré algunos de los más llamativos. El primero que he escogido trata de
varias rebeliones, y particularmente la de los Turbantes Amarillos, que
tuvieron lugar durante la segunda dinastía Han que comenzó en el año 23 d. de J.C.
y acabó en el 220.
LA REBELIÓN DE LOS TURBANTES AMARILLOS
Por Stella Yoke
La rebelión de los turbantes
amarillos empezó en el año 184. durante la última etapa del segundo dinastía
Han. Cuando la rebelión se produjo, las ganancias iniciales del imperio se
habían esfumado hace mucho tiempo. El país estaba controlado por un grupo
privilegiado de eunucos cuyos intereses se encontraban muy alejados de los de
la clase paisana que se vio descuidada y empobrecida. La situación empeoró aun
más debido a la inundación seria de la cuenca del río Amarillo que dio paso a
carencias alimentarías y la propagación de enfermedades.
En tal situación, todo cuanto
hacia falta a los paisanos para que se pusieran en pie de guerra era un líder. Esta
necesidad se vio cumplida con la aparición de Chang Chiao y sus dos
hermanos Chang Pao y Chang Liong que se
convirtieron en líderes de la secta denominada los Turbantes Amarillos. Chiang
Chao era curador y líder de la secta taoísta que se conocía como "La Gran Paz."
Los miembros
de esta secta creían que la fuerza vital de un individuo podía ser aumentada
por medio de una retirada del mundo y la adopción de una vida dedicada a la
disciplina primando las técnicas respiratorias, el régimen alimenticio, la
gimnástica y la perfección de la práctica sexual. Los pecados provocaban las
enfermedades a las cuales se debían hacer frente a través del
seguimiento de la tradición taoísta y el respeto por los conceptos del yin y el
yang y los cinco elementos. Los amuletos
desempañaban un papel importante en la lucha contra la enfermedad.
La disciplina impuesta por estas creencias hizo que los Turbantes Amarillos se
convirtieran en una fuerza militar y política imponente. A principios del año
184, Chiang Chiao disponía de un ejército de unos 360.000 soldados, la mayoría
de los cuales tenía armas. La disciplina de los Turbantes Amarillos era tal que
se quedaron en los campamentos sin aprovechar su fuerza para cometer ultrajes. Chang
Chiao les alentó a sus seguidores que pasasen días enteros en ceremonias
dedicadas a cantos y la confesión de pecados más la orgía ocasional.
La segunda luna nueva del año 184 había sido seleccionada como el momento más
oportuno para iniciar la rebelión puesto que coincidía con el comienzo de un
nuevo ciclo de sesenta años. Por desgracia, nada más comenzar la rebelión, Chiang
Chiao y sus dos hermanos murieron en combate y si bien el ejército sin líder
logró algunos éxitos militares limitados, todo se acabó en el año 188 y los
Turbantes Amarillos desaparecieron en la historia.
Otro movimiento revolucionario que ocurrió durante la misma época se llamaba Las
Cinco Fanegas de Arroz. La secta adoptó
este nombre debido a que se les imponía a los miembros la necesidad de aportar
cinco fanegas de arroz a la causa y trabar sin remuneración en el mantenimiento
de la calzada. La propiedad privada no era considerada un concepto aceptable. Las
Cinco Fanegas de Arroz lograron establecer un estado independiente en la
provincia de Shensi en el año 190 d. de J.C.
Tanto los Turbantes Amarillos como Las Cinco Fanegas de Arroz consiguieron mucho
apoyo popular debido a la penetración de la filosofía taoísta en la vida de la
gente común. Sin la unidad de creencia y práctica religiosa que los seguidores
de las sectas encontraron en el Taoísmo, es dudoso que estas sectas hubieran
podido montar los desafíos a la autoridad estatal del día.
Los grupos rebeldes llevando nombres exóticos no se encontraban únicamente durante
el segundo imperio Han. En el periodo bastante breve que separó los dos
imperios Han entre los años 9 y 23 d. de J.C., China era gobernada por el
déspota Wang Mang. La política de Wang Mang provocó muchos apuros igual que la
de los Han en el siguiente siglo. Otra vez, el factor crucial era la inundación
de la cuenca del río Amarillo. Teniendo en cuenta los eventos del próximo
siglo, es irónico que el objetivo de los rebeldes era la restauración de la
recién derrocada dinastía Han. Se pintaron la cara de modo que se asemejaban a
demonios a fin de aterrorizar a sus enemigos y se llamaban las Cejas Rojas. A
diferencia de los Turbantes Amarillos, las Cejas Rojas tuvieron éxito por
varios motives pero principalmente debido al apoyo de las familias adineradas
que habían prosperado bajo el régimen Han y querrían que éste volviera. La
rebelión consiguió su objetivo y la dinastía Han comenzó su segundo y último
imperio en el año 23 d. de J.C. Por desgracia, las Cejas Rojas no pudieron
beneficiarse de la restauración de los Han ya que éstos les consideraban una
amenaza y las liquidaron poco tiempo tras su vuelta al poder.
Stella Yoke
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